domingo, 4 de octubre de 2015

Cualquier tiempo pasado



Hoy he encontrado una foto de cuando era pequeña.  Una de estas fotos descoloridas y con la fecha puesta por detrás con la inconfundible caligrafía de tu madre.Las sonrisas estáticas y los dientes de leche asomando brillantes, los cabellos oscuros, el cielo nítido sin rastro de nubes y la luz implacable en la que se hunde todo, tan claro y tan perfecto. Momentos capturados para siempre, inalterables, instantes congelados en el tiempo a los que nunca podrás regresar. 

Son este tipo de fotos las que invitan a quedarte unos segundo mirándolas, y recordar. Recordar los veranos en los que rompíamos rosas y hacíamos barro, mientras las abejas pilotaban entre los columpios oxidados. La calle era nuestra casa, el mundo nuestro recreo, el escenario perfecto, bastaba con un poco de imaginación y unos amigos que te acompañaran durante la aventura. 

Pero el pretérito no fue tan perfecto como pensamos y el futuro es papel mojado. Llegados a este punto, se puede extraer la conclusión de que lo importante es vivir el presente para que en un futuro puedas sentirte orgulloso de tu pasado. Es el momento perfecto, el idóneo, el mejor momento que puedes elegir para sacar tus miedos a la calle y dejar que se los lleve el viento. Para sonreír y ser feliz. Es el momento de mirar al frente, de fallar, cometer errores y aprender de ellos. De enseñarle al mundo qué significa de verdad esa locura tuya que te hace tan especial.

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