miércoles, 6 de enero de 2016

La delicadeza


“La delicadeza es la novela de la esperanza y la imaginación, la novela de ese París fascinante en el que el dolor y la vulgaridad se transforman en poesía.”

La delicadeza, de David Foenkinos, no narra una gran historia. Más bien es una historia de amor de lo más simple. Lo que le aporta un encanto especial a esta novela es la forma en la que está escrita, esa elegancia y sutileza que utiliza para describir los sentimientos de los personajes y la ternura y sensibilidad de los pequeños detalles que le confieren el poder de llegar al lector.

 Nathalie conoce a  François, y se enamoran perdidamente en apenas cincuenta páginas. Cuando están juntos, el tiempo transcurre con una ligereza vertiginosa. Eran la pareja perfecta: apenas acababan de conocerse y ya estaban celebrando su primer aniversario sin la más mínima discusión, dejando pasmados a todos los expertos en tirarse los trastos a la cabeza. Pero como era de esperar esto no duró mucho tiempo. François muere y la felicidad se hizo pedazos igual que Nathalie.

 Durante su vida en común, François había tenido tiempo de dispersarse por todas partes, de dejar un vestigio en cada respiración, de grabar en la memoria de Nathalie momentos que serían su futura nostalgia. Al morir, había detenido su amor en el tiempo. Los había empujado a una eternidad imperturbable. Nathalie pasa a vivir en un mundo detenido en el tiempo, en el vacío, con el corazón latiendo sobre un montón de ruinas. “Habría que pararse a pensar en todos esos destinos que encallan en las orillas de lo que pudo haber sido y no fue."

 ¿Qué será de Nathalie en las doscientas páginas restantes?